Las gafas de turista
Cuando salimos de viaje, en nuestro papel de turistas, no ahorramos esfuerzos por meternos a cada rincón buscando la belleza del lugar. Cualquier cosa grande o pequeña nos sorprende. A nuestro regreso a casa al fin de las vacaciones, es como si nos quitáramos las ¨gafas de la belleza¨: ya todo se nos hace común y conocido y no nos esforzamos por encontrar cosas, eventos o sensaciones que nos hagan feliz ni buscamos la belleza incansablemente como si lo hacemos en un lugar que visitamos. Automáticamente cambiamos el switch y dejamos de buscar la emoción y la belleza. Pero la belleza también está en lo familiar y cotidiano, se encuentra en cualquier esquina. Me ha pasado que hay días que encuentro árboles hermosos en caminos que recorro a diario y que nunca había visto por tener puesto el velo de la rutina. La invitación en la práctica es a observar la belleza que te rodea y ponerte las ¨gafas del turista¨ en tu propia casa, en tu ciudad, en tu país. También con tus relaciones y situaciones cotidianas.